sábado, 30 de agosto de 2008

EL OSO POLAR Y MI CÁMARA

Aquel mes de noviembre fue un tanto extraño en la Bahía de Hudson, Canadá. La nieve llegó tarde. Los osos polares, como cada año, aunque éste más hambrientos, se concentraban en la desembocadura del río Churchill. No era lo que yo esperaba para mis fotografías en aquel reportaje. Pero las oportunidades y las situaciones son tan impredecibles como inesperadas.




Dos osos adultos juegan en la tundra, esperando las primeras nieves.
Nikon D2x, 80-200 mm f2.8. Formato RAW

Llevaba semanas preparando aquella fotografía. Sí, sólo una. Una imagen justificaba todo aquel despliegue y todo el coste económico que conlleva desplazarse a un lugar tan remoto. Al menos a mi me lo justificaba. Mi Nikon D2x dispararía miles de fotogramas durante aquella semana, no lo niego. Pero la imagen que yo anhelaba y que tanto había imaginado, era sólo una.

Pretendía captar un gran oso polar con un objetivo gran angular, posiblemente un "ojo de pez", e ilustrar en la misma imagen un retrato del animal en su entorno. Pero claro, no esperaba de la colaboración del gran plantígrado, uno de los animales más peligrosos sobre la faz de la tierra. Para ello, diseñé un sistema. Nadie me garantizaba que fuera a funcionar; y solamente saldría de dudas poniéndolo a prueba. Adapté algo parecido a una pértiga. Tendría la longitud suficiente como para poder colocar una cámara al extremo y disparar la fotografía desde el otro de forma segura. Unos 4 metros bastarían. Probé pértigas diferentes: cañas de pescar, mangos para rodillos de pintor, pértigas para tijeras de jardinería... Debía ser larga, resistente, y no demasiado flexible.

La cámara se activaría con un disparador a distancia, y además, diseñé un sistema para poder ver, en mi ordenador portátil, la escena que aparecía en el visor de mi cámara. De otro modo, realizaría la imagen a ciegas, y la fotografía estaría desencuadrada. También organicé un protocolo que debía seguir estrictamente: medición de la luz, diafragma y obturador, control de la profundidad de campo, enfoque manual... Mi precioso pastor catalán, "Ártic", me sirvió de conejillo de Indias.





El oso con la pértiga.
Nikon D2x, 28-70mm f2.8. Formato RAW.

Durante los días en los que viví en el vehículo especial, adaptado para circular por la tundra helada, y con neumáticos de más de un metro y medio de diámetro, no me faltaron las oportunidades. Pero no fue hasta el último día, en el que un gran oso macho algo más inquieto que los anteriores, decidió posar para mi durante la salida del sol. Realicé varias tomas. Hasta que el oso, se cansó. En un rápido arrebato, se puso erguido en sus dos patas traseras, y cogió mi cámara con la boca. A un lado, él estiraba. Al otro, frente a mis desesperados esfuerzos por recuperar la cámara. se unió mi compañero, Colin. Juntos los dos, estiramos de la pértiga.

Obviamente, el oso ganó.

El gran oso, con su trofeo entre las fauces, se alejó, pero afortunadamente, no demasiado. Allí, a unos 10 metros, como para torturarnos todavía más, se sentó a jugar. Mi cámara volaba por los aires, y a cada crujir del cuerpo de mi Nikon entre los dientes del oso, un escalofrío recorría mi cuerpo. Empezó a llover. Nada podíamos hacer por recuperarla.


El gran macho de oso polar con mi Nikon D70 entre sus dientes.
Nikon D2x, objetivo 80-200mm f2.8. Formato RAW.
Al cabo de dos horas, el oso se cansó. Entre extremas precauciones, conseguimos bajar del vehículo-oruga y recuperar los restos de la cámara. En el interior del cuerpo, estaba, intacta, la tarjeta de memoria.

El destrozado cuerpo de mi D70 y la tarjeta de memoria recuperadas.
Nikon D2x. 17-35 mm f2.8. Formato RAW.


Y allí, la fotografía por la que tanas molestias me había tomado... Valió la pena.




Las dos fotografías:
Nikon D70. Objetivo 14 mm
Flash de relleno. Formato RAW.


La cámara destrozada ocupa hoy en día una estantería de mi oficina. Es una buena manera de romper el hielo y explicar esta historia, cuando alguien me pregunta...

- ¿Qué le pasó a esta cámara?
y yo respondo:

- Se la comió un oso polar.